EL MÉXICO DE PRIVILEGIOS Y LA FALTA DE OPORTUNIDADES


TRIBUNA POLÍTICA
Gonzalo Ruiz Glori
Gonzalo-ruiz@live.com


                                                “Por el bien de todos, primero los pobres”: AMLO.

            La historia de México está plagada de abusos, arbitrariedades y grandes desigualdades. Actualmente, a todo eso, debemos sumar la corrupción y la impunidad. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las pasadas elecciones, no es un hecho aislado, sino todo lo contrario, es producto de todo lo antes señalado.
            La cuarta transformación de México, es lo ofrecido por el hoy presidente electo, la lucha comenzó hace muchos años, pero al contrario de las tres anteriores, ésta lucha no es armada, sino pacífica. Dio un gran paso en las urnas. Otra gran diferencia con las anteriores es que en esta ocasión fue un movimiento nacional y no de regiones.
            Los 30 millones de mexicanos que votaron por AMLO están repartidos en todo el país, son parte de quienes están cansados de los malos gobiernos, privilegios, corrupción y las desigualdades sociales; esa es la principal coincidencia entre lo que estamos viviendo y las causas de las luchas de independencia, reforma y la revolución de 1910.
            Miguel Hidalgo proclama la independencia de México e inicia la lucha contra los privilegios que tenían los españoles quienes a través de la conquista y la colonización establecieron un sistema de castas y la esclavitud, de la que se beneficiaron dejando a los nativos, indígenas, mestizos y castas viviendo o mejor dicho sobreviviendo en situaciones infrahumanas.
            Pese a la independencia de México, para la segunda mitad del siglo XIX, surgió una nueva clase dominante que gozaba de todos los privilegios, acaparaba la riqueza y la propiedad de la tierra, era el poder detrás del gobierno, me refiero al clero, específicamente a la iglesia católica que tenía a su merced los tribunales para despojar al pueblo. Benito Juárez acabó con los privilegios del clero y logró la igualdad jurídica para todos.
            Desgraciadamente ni la independencia, ni la igualdad jurídica lograron abatir los privilegios, que durante el porfiriato se caracterizaron por la acumulación de la riqueza en base a la propiedad de la tierra, que estaba en manos de los hacendados.
            Los revolucionarios del siglo XX, que estaban al frente de los ejércitos campesinos, lucharon contra la explotación de los hacendados, abolieron los latifundios a través de la Constitución de 1917, en la que consagraron derechos sociales, la repartición de las tierras y las limitaciones a la propiedad del artículo 27 que dio paso a la expropiación petrolera.
            Las condiciones sociales en la actualidad, son el vivo retrato de lo que dio origen en su momento a cada una de las tres guerras mencionadas; la oligarquía goza de grandes privilegios concedidos por el gobierno, permitiendo el enriquecimiento de una minoría, mientras alrededor de la mitad de los mexicanos viven en pobreza.

                                             Acabar con la corrupción
            Andrés Manuel pedía el voto ciudadano, prometiendo acabar con la corrupción, causa principal de la crisis que atraviesa el país y que se refleja en el hambre de millones de mexicanos por la falta de empleos y oportunidades. Los privilegios y canonjías al amparo del poder siguen beneficiando a la oligarquía en perjuicio de las masas populares.
            La explotación obrero-patronal tanto en el campo como en las ciudades es una constante. Mientras los patrones pagan sueldos de miseria, la clase gobernante percibe fabulosos sueldos, como los ministros de la SCJN que ganan 650 mil pesos mensuales, y un obrero no gana lo suficiente para comer tres veces al día.
            Las grandes empresas pagan muy pocos impuestos, mientras que los medianos y pequeños comerciantes pagan en impuestos alrededor del 50 por ciento de sus ingresos.
            El gobierno de Enrique Peña Nieto, será recordado como el de mayor violencia en el país, el de las privatizaciones como consecuencia de las reformas estructurales, pero sobre todo por haber devuelto el petróleo a las empresas transnacionales, traicionando a la patria y deshonrando a millones de mexicanos que murieron en la revolución.
            El gobierno de México en los últimos 30 años, con la llegada de los neoliberales, ha cumplido al pie de la letra las “sugerencias”, tanto del fondo monetario internacional como del banco mundial, ambos organismos controlados por los Estados Unidos, y que en su modelo neoliberal establecen como requisito para invertir que las naciones reformen sus leyes.
            Y es así, como se “obliga” a los países sobre todo a quitar todas las reglamentaciones o regulaciones que obstaculicen la acumulación de privilegios, asimismo deben vender sus activos o sea privatizarlos, y recortar sus programas sociales; en México las reformas estructurales han dañado al país y al pueblo, sobre todo con las privatizaciones y la reforma laboral.
            La crisis actual en México nos arroja más de 60 millones de mexicanos pobres, una severa desigualdad social, con un incremento desmedido de la violencia o inseguridad, hay quienes dicen que la inseguridad se debe a la pérdida de valores, otros aseguran que la educación no permite acceder a mejores condiciones de vida.

                                                 Gobiernos corruptos
            La realidad es que la causa de las grandes desigualdades que existen en México, son los gobiernos corruptos que hemos tenido, que antes de buscar el bienestar del pueblo anteponen sus intereses de grupo y personales, y han establecido gobiernos neoliberales, que no es otra cosa más, que la vuelta del capitalismo puro y cruel del siglo XIX.
            La cuarta transformación que ofrece López Obrador no es cosa menor, esa lucha no será sólo por erradicar la corrupción del gobierno, mejor dicho del país, porque para qué haya “cohecho”, se necesita el que pide o recibe que sería el servidor público y el que ofrece o da, que sería un ciudadano. No debemos olvidar que somos uno de los 25 países más corruptos.
            La lucha contra la corrupción será de pronóstico reservado, y más aun la que se debe librar contra los privilegios de la oligarquía. Esa debe darse en el Congreso de la Unión porque hay que modificar las leyes para acabar con la explotación laboral y recuperar el espíritu de la ley que establecieron los constitucionalistas en el artículo 27.
            En campaña AMLO se comprometió a dar marcha atrás a las reformas estructurales de Peña Nieto, en las urnas el pueblo mexicano le otorgó una mayoría en el Congreso al partido del hoy presidente electo. En su reaparición pública después de ser dejada en libertad Elba Esther Gordillo aseguró que la Reforma Educativa se derrumba.
            Porfirio Muñoz Ledo quien se perfila para presidir la Cámara de Diputados señaló que legislarán de acuerdo a la agenda que dicte Obrador pero que recibirán todas las iniciativas que se presenten porque hay que reformar a fondo el marco jurídico para meter orden en los poderes públicos.
            La cuarta transformación de México quizá no se logre en el próximo sexenio, seis años parecen ser pocos para lo mucho que hay que hacer para remediar los grandes males del país, pero lo cierto es que Andrés Manuel López Obrador tiene ante sí la gran posibilidad de pasar a la historia como el presidente que sentó las bases para acabar la corrupción y las desigualdades.
            AMLO tiene la posibilidad de establecer las condiciones necesarias para acabar con la corrupción y con las grandes desigualdades que hoy existen en México. Benito Juárez acabó con los privilegios del clero, los revolucionarios del siglo XX con los privilegios de los hacendados, ahora le toca a Obrador acabar con los privilegios de la oligarquía.
            De eso se trata la cuarta transformación de México y así lo ha dicho Andrés Manuel cuando afirma: “por el bien de todos, primero los pobres”. Debe entenderse que con el primero los pobres, lo que se debe hacer no es crear más programas sociales asistencialistas, sino crear las oportunidades para que con el producto de su trabajo los pobres puedan acceder a una vida digna. Hasta la próxima entrega.

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